De repente algunos se volvieron patriotas
Fecha: 2024-03-28 12:15:00 PM
En épocas anteriores, al menos hasta unos 30 o 40 años atrás, a la hora en que sonaba la campanilla que marcaba el momento de entrar a clases en las escuelas y colegios, los alumnos formaban filas, tomaban distancia extendiendo el brazo derecho a la altura del hombro del compañero de enfrente, y allí comenzaba una emblemática ceremonia.

La profesora o profesor de música se paraban frente a la formación junto a los demás docentes y a la Directora o Director, quienes abriendo la ceremonia, llamaban a dos alumnos, siempre los más destacados, para dirigirse hasta el mástil donde estaba el pabellón nacional (no bandera), para ser izado mientras los demás alumnos, dirigidos por el profesor o profesora de música, entonaban a puro pulmón, con toda fuerza y sin simples balbuceos, como sucede hoy en día, el himno nacional. No existían potentes equipos de sonido que reemplazaban sus voces con grabaciones de coros en estudio. El himno nacional, se entonaba.

En esta parte del país, donde ciudadanos de dos países conviven bajo un mismo cielo, unidos, no separados, por una frontera imaginaria, donde convergen dos culturas, formando una sola, única en su género, la cultura fronteriza o brasiguaya, como algunos quieren llamarla en forma peyorativa, sin saber, que en vez de ofender nos llena de orgullo, siempre hemos vivido hermanados, peleas de por medio como sucede en todas las familias, pero, a la hora de la verdad, si uno de afuera pretende atacar o hacerle daño a los de adentro, se aplica una emblemática frase el Martín Fierro que dice; "Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera, tengan unión verdadera, en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean los devoran los de afuera".

Desde los orígenes de ambas ciudades fronterizas, en cada evento o cada acto oficial del tipo que fuere, ya sea político, cultural, social, educativo, deportivo etc., en ambas ciudades fronterizas, Pedro Juan Caballero y Ponta Porã, siempre al inicio, se ha escuchado entonar, dependiendo del lugar, “A los pueblos de América infausto…”, “ Ouviram do Ipiranga as margens plácidas…”, y nadie nunca reclamó, ¿por qué?, sencillamente porque es en esta parte del país, una costumbre o tradición, o como se le quiera llamar, que tiene más  de 100 años de vigencia, por lo que no  existen argumentos válidos para decir que es una falta de respeto y atropello a nuestra soberanía.

En efecto, cuando ya en muy pocas escuelas y colegios se mantiene aún la tradición señalada al inicio de este comentario, y en donde, en actos oficiales, una grabación es la encargada de entonar el himno nacional, apenas con el acompañamiento a través de mímicas por los presentes, bastó que un medio de prensa capitalino, critique con vehemencia, el hecho de que en el acto de colación de una universidad de Pedro Juan Caballero, ¿cuándo no?, se haya entonado el himno nacional brasileño, para que de pronto surjan ocasionales “patriotas”, rasgándose las vestiduras y criticando, sin conocimiento de causas o realidades, el “atropello” y “violación” de nuestra soberanía nacional,

Tal vez, puede que si, como puede que, no sé, algunos de éstos “patriotas”, incluido el medio de prensa, habrán escuchado alguna vez, en las escuelas, República Argentina, República Oriental del Uruguay, República Federativa del Brasil, República de Panamá etc, y en los colegios, Dante Alighieri, Goethe, Americano, Paraguayo – Japonés etc., los himnos de, Argentina, Uruguay, Brasil, Panamá, Italia, Alemania, Estados Unidos y Japón entre otros, ¿ y qué hicieron o dijeron?, nada, ¿acaso como “patriotas” defendieron nuestra soberanía?, no.

Entonces, demuestren su “patriotismo” de otra forma, y dejen que quienes residen en esta frontera, sigan con sus sanas costumbres, y más aún, siendo siempre, fieles y legítimos defensores de nuestra soberanía nacional, porque independientemente de que aquí se entone el himno brasileño y hasta se hable el portugués y en el comercio circule la moneda brasileña, al igual que el dólar y el euro, Pedro Juan Caballero, y con mucho orgullo, fue, es y seguirá siendo para toda la vida, una parte sagrada de suelo de nuestro querido Paraguay.

Redacción Radio Imperio 106.7 FM



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